El cristianismo inicia con Jesús de Nazaret, en el siglo I de nuestra era. El Canon cristiano esta formado por veintisiete escritos conocidos con el nombre de Nuevo Testamento. Jesucristo o Jesús el Cristo, quien fue un profeta judío de Nazaret, en Galilea, nacido al comienzo de la era cristiana y crucificado, según la tradición, en la primavera del año 33, ocupa el centro de la religión cristiana. Su vida y su función de mesías están descritos en los Evangelios. En los Evangelios Jesús mantiene el objetivo último de llevar de nuevo los pecadores a Dios y anunciar la llegada del reino de Dios. Jesús se dirigía a Dios con el término familiar abba (papá, querido padre). Los Evangelios sinópticos le dan a Jesús con relativa frecuencia el título de Hijo del hombre. Sus discípulos lo llamaron masiaj, mesías (ungido), es decir , en griego khristos. Jesús, personaje enigmático, muere, y sus discípulos afirman que ha resucitado al cabo de tres días y que ha permanecido con ellos durante cuarenta días más. Las tradiciones apócrifas de los gnósticos ofrecen un número de días muy superior. Fue Pablo de Tarso quien puso la resurrección en el centro del mensaje cristiano.En los siglos posteriores a la muerte de Jesús sus seguidores, en la búsqueda de Dios, desarrollaron una rica tradición mística cristiana, que puede considerarse una forma de ascetismo contemplativo enriquecido con actividades devocionales y a veces litúrgicas. El ascetismo contemplativo (teología negativa o mística del vacío) busca un vaciamiento de los contenidos de la mente hasta alcanzar la perfecta unión mística, donde, a través de una vivencia de contemplación extática, el alma se une misteriosamente con Dios. Por su parte, las actividades devocionales (mística del amor) funcionan como un llamado para que el fuego del Espíritu Santo purifique el alma del devoto y la prepare para la divina unión con Dios.
miércoles, 2 de julio de 2008
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